Hoy, 28 de junio los partidos acuerdan en el Congreso continuar sin supervisión ni control efectivo
La reforma de la Ley de Financiación de partidos comenzó como un gesto populista que proponía reducir las subvenciones públicas que reciben los partidos políticos mientras se discutían los Presupuestas. Gracias al revuelo que levantó y a las enmiendas que presentaron partidos la reforma ganó algo de amplitud. Sin embargo, es una reforma muy limitada y que no ataja las deficiencias fundamentales de la financiación de partidos: la falta de una supervisión independiente y efectiva y el imposible acceso público a la información sobre la cuantía y la identidad de los que contribuyen a las finanzas de los partidos y la entrega de contabilidad incompleta al Tribunal de Cuentas. A esta falta de control se une que los informes se publican con 5 años de retraso (el informe de 2007 se publicó en marzo de 2012!), por lo que los electores ni siquiera saben si los partidos cumplen con la legalidad hasta después de haber votado. Además los partidos se han quedado fuera de la ley de transparencia. Ante esta falta de control lo más indignante es que voten que todas las infracciones prescriban a los 4 años.
Los partidos cometen una larga lista de comportamientos reprobables por los que nunca se ven sancionados, como por ejemplo:
– Dejan sin justificar 60 millones en subvenciones públicas, al no entregar la contabilidad de las Corporaciones Locales. Cualquier auditor confirmará la imposibilidad de certificar las cuentas de organización alguna sin ver el 100% de la contabilidad.
– Los partidos pueden recibir donaciones inmobiliarias o en especie sin límite alguno.
– Las entidades de crédito han perdonado cientos de millones de euros a los partidos.
– Las fundaciones y asociaciones vinculadas a los partidos son la parte menos transparente de toda la financiación. La Ley les exige aún menos supervisión que a los partidos políticos pese a que sus actividades comerciales reflejan lo interligadas que están ya que las fundaciones preparan actos y transpasan inmuebles a los partidos mientras reciben a cambio subvenciones, créditos y avales. Sin embargo, las fundaciones no pueden ser sancionadas porque no se ha desarrollado su reglamento.